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El gobierno de Cataluña declarará la independencia dentro pocos días

La declaración de ayer de Puigdemont coincide con los sectores más radicales del independentismo, en particular la pequeña formación de izquierda "antisistema" CUP. La ley de referéndum prevé una declaración de independencia en 48 horas si gana el "sí". Sobre un censo electoral de 5,3 millones de personas, ayer se registraron 2,26 millones de boletas, de las cuales 90 por ciento votaron por el "sí", informó anoche el portavoz gubernamental Jordi Turull.
 
La Generalitat consiguió abrir a lo largo de la jornada la mayor parte de los 2.315 colegios electorales que había previsto, según el diario El País. En principio, 5,34 millones de catalanes estaban llamados a votar para responder a la pregunta: "¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?". Dentro de los locales había urnas y boletas que voluntarios habían conseguido introducir pese a los controles policiales. Pero el gobierno catalán "no supo explicar ni el origen del censo (padrón electoral) empleado ni el método que se usaría para recontar los votos, que continuaba a última hora de la noche en medio de grandes dificultades técnicas", relató el diario madrileño.
 
Las irregularidades que comprobaron los medios y ONGs contrarias a la independencia durante la jornada son incontables: desde el voto múltiple por falta de controles de la identidad, a votaciones sin privacidad ni boletas válidas, impresas en casa. Este último mecanismo se habilitó verbalmente durante la jornada, así como el del voto en cualquier punto electoral y no necesariamente en la mesa asignada.
 
En este caótico contexto, se registraron violentos incidentes cuando la policía, obedeciendo una orden judicial, intentó impedir el voto, cuya convocatoria había sido suspendida por el Tribunal Constitucional. Según la prensa presente, la secuencia que llevó a la represión se inició con la inacción total de la policía catalana, los Mossos D'Esquadra. Esta había sido designada por el jefe del operativo de seguridad, pero se limitó a observar cómo se organizaban y abrían los centros electorales. Cuando las mesas ya estaban habilitadas, actuaron la Policía Nacional y la Guardia Civil. En muchos puntos hubo entonces episodios de violencia: frente a algunos centros electorales, un núcleo de personas evitaba el avance de la policía antimotines e impedía que ingresara para clausurarlos. En ese punto se desataba la represión. El gobierno catalán estimó anoche en 844 los "heridos y contusionados", algunos de gravedad,y acusó al gobierno nacional de Mariano Rajoy de utilizar una "violencia injustificada". El Ministerio de Interior español afirmó que registró 18 agentes heridos.
 
Rajoy: no hubo referéndum
 
Rajoy culpó al gobierno catalán de lo ocurrido. "Sabían que el referéndum era ilegal, improcedente, pero decidieron seguir adelante", acusó. "Hoy no ha habido un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Nuestro Estado de derecho mantiene su vigencia y fortaleza". El mandatario agradeció además explícitamente a las fuerzas de seguridad por su actuación.
 
"Ha sido un ataque premeditado y consciente, al que el Estado ha reaccionado con firmeza y serenidad. Hemos hecho lo que teníamos que hacer, actuando con la ley y solo con la ley".
 
La celebración del referéndum unilateral de independencia venía precedida por semanas de creciente tensión. El Tribunal Constitucional lo suspendió en cuanto fue convocado el 6 de septiembre, ya que la Constitución española no prevé referendos de este tipo, y el gobierno central impulsó diversas medidas para impedirlo, pero Puigdemont siguió adelante con su plan separatista.

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