Si se contabilizan los pagos de la deuda, el llamado déficit financiero, que fue de $ 32.729,9 millones, creció 18,6%, y fue de $ 32.729,9 millones.
En los primeros siete meses del año, el resultado fiscal promedio registró un aumento del déficit del 21,3%, que pasó de $ 137.156 millones en el acumulado de 2016 a $ 166.375 millones este año.
En tanto, el resultado financiero, tras el pago de los intereses de la deuda, creció un 40,1% en el mismo período, al pasar de $ 205.806 millones a $ 288.267 millones.
El ritmo de aumento del gasto se contrajo respecto del promedio del 31,5% del primer semestre, por la reducción en general del 29,3% en los subsidios económicos y del 49% en los subsidios para el sector energético en particular.
La cartera que conduce Nicolás Dujovne informó que, con este cierre, “el Gobierno está bien encaminado para cumplir con la meta de resultado fiscal por tercer trimestre consecutivo, ya que el déficit acumulado en los primeros siete meses del año se ubicó en 1,7% del PBI, mientras que la meta acumulativa para el tercer trimestre es del 3,2% del PBI”. Para todo el año, el Gobierno prevé un déficit primario del 4,2% del PBI, que bajaría al 3,2% el año próximo.
El crecimiento del nivel de ingresos se basó, según Hacienda, en “una mayor actividad económica, manifestada principalmente en un incremento en términos reales en la recaudación de aportes y contribuciones a la seguridad social, en el impuesto a las ganancias y en el IVA”.
Del lado del gasto, frente a la baja en los subsidios -que fue posible por el aumento de las tarifas que pagan los usuarios de servicios públicos- se incrementó el gasto de capital, con un aumento del 66% -por subas en proyectos de vivienda, urbanismo, agua potable y alcantarillado- y las prestaciones sociales -por la suba de las jubilaciones y pensiones contributivas, del 47% en el mes- con un incremento del 45,9 por ciento.
El director de la consultora Ledesma, Gabriel Caamaño, dijo que “se van cumpliendo las metas sin reducir el ratio de gasto primario frente al PBI y exigiendo cada vez más al último tramo” del año.
Por su parte, el director del estudio Bein, Martín Vauthier, dijo que “en julio, los ingresos tributarios volvieron a crecer por debajo de la dinámica de los recursos de la DGI (27,9% versus 37% interanual), en línea con la restitución parcial a las provincias de la porción correspondiente al 15% de los recursos coparticipados”, que hasta 2015 la Anses les retenía a las provincias.
Del lado del gasto, “más allá de que la obra pública es el principal driver de crecimiento para este año (con un impacto sobre el nivel de actividad mayor al que reflejan los números fiscales), la baja base de comparación que representó julio de 2016 incidió en la magnitud de la nominalidad en el mes”, señaló Vauthier.
Al respecto, la consultora Ecolatina precisó en un informe de prensa que durante julio “se revirtió la tendencia declinante en la variación interanual del gasto de capital”. Y señaló que estos gastos crecieron un 66% interanual, “explicado por fuertes aumentos en las obras de vivienda, con un aumento del 149%, y de agua potable y alcantarillado, con un 124% de incremento”.
Por otra parte, Vauthier precisó que “las prestaciones sociales, que representaron el 55% del gasto primario en los primeros siete meses del año, crecieron 45,9% interanual, con jubilaciones (incluyendo el Programa de Reparación Histórica) aumentando a un ritmo del 47,5%. La nominalidad de este ítem ilustra los desafíos que impone la indexación por ley de la mitad del gasto primario, en un contexto de desinflación, y donde la recaudación presenta una mayor correlación con el PBI nominal contemporáneo”.
En cambio, como lo indican los datos oficiales, bajaron los subsidios a la energía, “reflejando el impacto de la vigencia plena de los nuevos cuadros tarifarios, un invierno menos intenso y la menor nominalidad del tipo de cambio (con costos de generación que se encuentran mayormente nominados en dólares). En transporte, sin ajustes tarifarios en lo que va del año, se registró una suba del 22,6%”, señaló el economista.
Por otro lado, los gastos de funcionamiento de la administración (en su mayoría, salarios) crecieron un 30,8%, “algo por encima de la paritaria promedio (que incluye parte de la inercia del acuerdo de 2016), mientras las transferencias corrientes a provincias, que venían creciendo fuertemente en el primer semestre, cayeron 39,4%”, concluyó Vauthier.
Fuente: La Nación
