Los dos tripulantes del vuelo de la compañía son Carlos Ciuffardi y Paula Podest Ruiz, que estaban casados por lo civil y tienen dos niñas porque hace siete años, cuando se iban a casar, la iglesia en la que habían decidido celebrar el matrimonio se derrumbó por el terremoto de 2010 en la comunidad de Huñoa, en Santiago.
Al saludar a Francisco durante el vuelo le contaron la historia y el pontífice se ofreció a casarlos.
El pontífice, según el relato, calificó esta boda de algo histórico porque nunca había ocurrido.
El papa les dijo que buscasen un testigo y actuó como tal el presidente de la compañía Latam, Ignacio Cueto, que se encontraba en el avión.
Como en cualquier boda, Francisco bendijo los anillos y después pidió a uno de los cardenales que le acompañan que preparase el acta del matrimonio para que pudiese ser un evento legal.
A los esposos, el papa les comentó bromeando que los anillos "no se pueden llevar demasiado estrechos porque hacen daño ni demasiado anchos porque se caen".